viernes, febrero 14, 2020

Indignados


Hay negociados en los que invertir te garantiza unos magníficos dividendos. Entre los más rentables, a juzgar por su resultado, está el Negociado de la indignación. Cualquier motivo es bueno para rasgarse las vestiduras, exhibir sin pudor los agravios y reclamar una indemnización. Todo consiste en mostrar tus credenciales como miembro de un colectivo y mostrar un cabreo perenne. Ser catalán o español, hombre o mujer, foráneo o nativo, cualquier identidad te proporciona suficientes avales para bendecir o condenar, según corresponda, a tirios o troyanos. Lo de menos es que argumentos y razón brillen por su ausencia: se trata de llevar la polémica al volátil campo de las emociones primarias. Tampoco importa que pese a su fiera puesta en escena, el máximo riesgo que se asuma en los ritos tribales sea un esguince de muñeca al aporrear con saña el tambor.