Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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sábado, marzo 03, 2012

Flying away (eso es todo, amigos)

A diferencia del genial Andrew Bird, no soy un hombre orquesta, tengo mis limitaciones. Metido como estoy en diferentes costales y harinas, a tono con los tiempos sombríos que corren, no he tenido más remedio que recortar, y este blog estaba en el punto de mira desde hace tiempo. Sé que, como el objetivo primordial para que el nació, recordarme en el futuro (si lo hubiere) y que mis nietos (si los tuviere) contasen con material de primera mano (uno escribe para sus nietos), ya estaba cumplido con creces, debería haberlo finiquitado antes, pero vuestra generosidad lectora me ha hecho aplazar la ejecución, hasta hoy (que hubiese días con cien visitas es algo que me ha dejado gratamente sorprendido, gracias). Sé que es muy probable que un día lejano, sin previo aviso, cuando parte del trabajo que tengo entre manos se haya resuelto, lo retome de nuevo, porque la verdad es que mi relación con él es uno de esos guadianas inexplicables. Mi eterna gratitud por haber estado ahí, especialmente a mis comentaristas de cabecera (Joana, Mares, Inma, Anónimo parisino). Tengan cuidado ahí fuera.

jueves, marzo 01, 2012

Lewis Hine


. Lewis Hine Golfillo de París, ca. 1918 Gelatina de plata, copia de época. ©Colección George Eastman House, 2012
Lewis Hine siempre tuvo claro que la fotografía era el medio más directo de golpear en el estómago satisfecho de la sociedad biempensante, y utilizó su cámara como un arma de guerra. Sus protagonistas nos interpelan y cuestionan, hacen que se tambaleen nuestras convicciones y nos obligan a enfrentarnos a una realidad que los medios se empeñan en silenciar. Hine no se limitó a hacer instantáneas más o menos hermosas, sino que colaboró activamente en estudios para denunciar las condiciones laborales de los niños. Gracias a sus imágenes, nos asomamos a la cara oculta de la economía capitalista, podemos desbrozar el oropel hasta alcanzar el estiércol. Fue también el notario del crecimiento de Nueva York, y son míticas sus imágenes de obreros sentados sobre una grúa a 400 metros de altura, la misma altura en que se hallaba el propio fotógrafo, porque como decía el gran Capa, si la foto sale borrosa es que no estás lo suficientemente cerca. Y Hine lo estaba, sin duda.