Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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Lugar: Madrid, Spain

lunes, marzo 27, 2006

Abulia

Probablemente se deba a la longitud del trimestre, pero hay en el ambiente de clase una inequívoca sensación de abulia. Sorprendo a algunos de mis mejores alumnos ajenos a cuanto explico, y es en vano que recurro a anécdotas e ingeniosidades para captar su atención. Me recuerdan a esos atletas que, cuando a están a punto de llegar a la meta, deciden abandonar. Sólo se me ocurre dar la clase haciendo el pino. Tal vez así dejen de escribir notas o pasar apuntes de otras materias durante unos segundos.

jueves, marzo 23, 2006

Jóvenes

Ya forma parte de la tradición que las generaciones maduras demonicen a los jóvenes. El latiguillo "esto en mis tiempos no pasaba", amén de falso, es de lo más rancio. Los jóvenes que trato a diario son mis alumnos. No me parecen mala gente. Creo que les importa poco lo que pueda contarles sobre Pío Baroja, pero son educados y escuchan. Alguno, incluso, sonríe.

lunes, marzo 20, 2006

Sol

Me sorprende que siendo infinitamente más importante para nosotros el sol que la luna, sea esta última quien se lleve todos los laureles poéticos. Además del famoso himno al sol, de Espronceda, hay otro muy hermoso de Ajnatón: Te levantas en perfección sobre el horizonte del firmamento... Tendemos a ser injustos incluso con los astros.

miércoles, marzo 15, 2006

Juego de bolos

Una de las consecuencias de la vida urbana ha sido la desaparición de los juegos en la calle. Salvo unos cuantos esforzados jubilados, jugando a la petanca, es extraño ver a alguien jugando en la calle. Nada que ver con nuestros recuerdos infantiles, donde estábamos en casa el tiempo imprescindible para comer, dormir y hacer los deberes. Por eso, hoy me he emocionado al ver una calle, en Vicálvaro, con ese nombre: Juego de bolos.

lunes, marzo 13, 2006

Primavera

Aunque el calendario la anuncia para dentro de una semana, lo cierto es que la primavera ya está aquí. Es una estación propicia para los poetas cursis y los coleccionistas de tópicos. Y hablando de poetas, creo que nadie ha sabido recoger los cambios primaverales en la naturaleza que Machado (don Antonio, por supuesto), en el poema dedicado a "Palacio, buen amigo...". Por mi parte, debo confesar que en esta ocasión el invierno fue más general que nunca. Cada año me cuesta más sobrevivirlo.

viernes, marzo 10, 2006

Prejuicios

Como pasarse la vida valorando cada situación per se exige mucho esfuerzo, nos dedicamos a la práctica compulsiva del prejuicio. Así, los actos se valoran en función de la simpatía que nos merezca la persona que los realiza. Y las personas son juzgadas en función de su proximidad a nuestros planteamientos. Soy consciente de que es duro admitirlo, pero con demasiada frecuencia los prejuicios no nos dejan ver el bosque.

miércoles, marzo 08, 2006

Café

Debo confesar que lo que más me gusta de mi trabajo como profesor es la hora del café. Ocurre que a menudo se forman espontáneamente agradabilísmas tertulias, como hoy, con Gabriel, Laura, Juanjo y Pedro. Hemos hablado de Venus y de astronomía. Lo cierto es que ninguno de los presentes tenía la más remota idea sobre la materia, pero hemos hablado alegremente, como si la tuviéramos. En eso los españoles somos únicos. Un placer, ya digo.

lunes, marzo 06, 2006

Paradojas

Da que pensar que mi lectora más incondicional (en realidad debería decir mi única lectora incondicional) sea alguien que vive allende los mares, en Brasilia, y con el portugués como idioma materno. Me temo que esto es más un indicio de su generosidad que de mi capacidad creativa. Sea como fuere, que los dioses te bendigan, amiga Lu.

viernes, marzo 03, 2006

Ausencias

Uno tiene con los ausentes, con los que se han ido para siempre, la sensación de estar en deuda, de no haber encontrado la palabra precisa, el gesto necesario para transmitir lo que realmente sentía, la impresión de haberlo dejado marchar sin vaciar mi cartera. Todo esto viene a cuento de que ayer hizo ocho años de la muerte de mi madre, y son tantas las cosas que, por pudor o pereza, nunca le dije...